Tropezando pero sin caer.

Escrito por Dr. George R. Knight

"Otra vez pregunto: ¿Han tropezado para quedar caídos? ¡De ninguna manera! Pero con su caída vino la salvación a los gentiles, para provocarlos a celo. Romanos 11:11

Se ha hecho obvio que Pablo hace avanzar su argumentación por una serie de preguntas que luego responde.

Con el texto de hoy llegamos a una nueva pregunta, la segunda más importante de Romanos 11. En el versículo uno preguntaba si Dios había rechazado a Israel. Su respuesta es que los judíos no habían sido rechazados, sino que se habían endurecido por su persistente rechazo de la gracia de Dios.

Desde luego, no todos se habían endurecidos; un remanente había aceptado el evangelio. Pero la mayoría lo habían despreciado.

Esta es su situación actual. Su condición endurecida hace surgir una nueva pregunta en la mente de Pablo: "¿Han tropezado para quedar caídos?" El cuadro parece describir dos alternativas. La primera es un tropezón despues del cual recuperan el equilibrio, se sacuden el polvo y siguen avanzando hacia el blanco. La segunda es una caída tan severa que uno no se recupera, como precipitarse al fondo de una quebrada.

En el resto de Romanos 11, Pablo se dedica a ilustrar el hecho de que Israel no ha tropezado de forma imposible de reparar. Todavía hay esperanza para ellos. El apóstol sigue teniendo esperanza con respecto a sus compatriotas judíos. Han tropezado, pero su caída no es irrevocable.

Entre tanto, el Dios que hace que todo resulte para bien de los que lo aman (Romanos 8:28), ha hecho surgir algo bueno del fracaso de los judiós en aceptar el evangelio. Debido ha dicho fracaso, el evangelio ha ido a los gentiles, que lo han aceptado mucho más sinceramente que los judíos.

El libro de Hechos refleja repetidas veces lo que Pablo afirma en el versículo de hoy. Allí se muestra a los apóstoles predicando en primer lugar a los judíos.

Pero cuando los judíos rechazaban el mensaje, el apóstol se iba a los gentiles, que con frecuencia lo aceptaban. Desde luego, eso enardecía a los judíos. En el versículo de hoy Pablo expresa la esperanza de que permanezcan enardecidos ("provocados a celo", es decir, envidiosos), de modo que vean las bendiciones que los gentiles han recibido en el evangelio, y que a su vez terminen aceptándolo ellos también.

Pero en las historias de las iglesias las cosas no han sucedido así. León Morris señala que demasiado a menudo los cristianos, en vez de mostrarles a los judíos los atractivos del evangelio los han tratado con prejuicio, odio, persecución y malicia. Y concluye diciendo que "los cristianos no debieran tratar livianamente este pasaje (11:11)". Como cristianos, debemos trabajar con Dios y no contra él, para bendecir a los judíos y a otros grupos.