El Dios de lo inesperado.

Escrito por Mark Finley

"El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu". Juan 3:8

Carlos, un joven abogado, no esperaba encontrarse con esta persona cuando comenzó a estudiar la Biblia. Él sólo estaba tratando de conocer más a Jesucristo.

Desde su conversión había dedicado tiempo después del trabajo a orar en su oficina y a leer las Escrituras. Estaba conociendo a Dios personalmente y eso era muy interesante. Nunca se había imaginado que esto fuera posible.

Una tarde sintió que había pasado un tiempo tan maravilloso con la Palabra que parecía que estaba hablando con Cristo cara a cara. Se sintió profundamente conmovido. Y luego sucedió algo, Carlos lo relata en sus propias palabras:

"Sin esperarlo, sin haber tenido un solo pensamiento en mi mente de que había algo para mí, el Espíritu Santo descendió sobre mí de manera que pareció atravesarme, cuerpo y alma... Parecía como el mismo aliento de Dios".

Hay veces cuando el Espíritu nos sorprende. Dios no siempre nos anuncia cuando se va a presentar. A menudo usa una variedad de formas para impresionarnos profundamente. Me he sentido profundamente conmovido mientras cantaba un simple himno. Una oración, la lectura de un párrafo o el sermón de un pastor me han conmovido en ocasiones diferentes.

Pero para mí no hay nada que me conmueva más que el meditar tranquilamente en las Escrituras. Dios a menudo usa su Palabra para hablarle a mi alma. Al leer su Palabra, su vos es clara. Me siento inspirado, animado y elevado. Me convenzo de mi pecado y siento la necesidad de renovar mi consagración a él.

Su Palabra llena de energía mi alma, anima mi corazón y me da nueva esperanza y gozo.

Hay veces en que leo la Palabra de Dios sin entusiasmo. Parece que nada sucede. Las palabras tienen poco impacto. Pero entonces, invariablemente, algo sucede. Las palabras parecen saltar de la página. Se deleita mi corazón. Se conmueve mi alma. Se impacta mi vida de forma inusual. Dios está hablando. Él tiene el mensaje que yo más necesito para ese preciso momento. Su amor me atrapa, su presencia me rodea, y no quiero que ese momento se termine.

Permita usted que hoy, al pasar tiempo con Dios en su Palabra, él lo sorprenda. Permita que la Palabra sea el canal para las bendiciones infinitas del cielo.